¿Te has fijado que en las historias de éxito de las mejores empresas del mundo se destaca sobre todo el valor de su capital humano? Está claro que el capital líquido, los fondos de una empresa, son como la gasolina del coche (¡o la batería!). Son el combustible que permite que se mueva. Sin embargo, un inversor o el mercado bursátil puede elegir una empresa u otra para darle ese empujón de liquidez que necesita para triunfar, pero al final se decidirá por el equipo mejor preparado, pues debe confiar plenamente en que el equipo que está detrás del volante está llevando a la empresa por el camino correcto y sabe aprovechar ese combustible. Lo mismo pasa con las empresas que ya gozan de prosperidad económica, una gran parte de su éxito se debe atribuir al equipo y su efectividad.
Qué es el capital humano
Siguiendo con la metáfora del coche, definamos capital humano. El capital humano es el conjunto de habilidades, conocimientos y experiencias que posee un individuo o el equipo al completo, visto dicho conjunto según su valor o coste para la organización y en función de su contribución a la empresa. Este último punto es muy importante: el equilibrio entre el valor y el coste, entre la inversión y el retorno. Muchas empresas dicen querer acumular un gran capital humano. Sin embargo, para ello tienen o tendrían que traducir ese deseo en una inversión tangible: contratación, formación, salud laboral, prevención de riesgos y estrategias de retención de personal. Sin inversión no hay crecimiento, y esto vale para tanto para el capital humano como para el resto de capitales.
Capital humano: por qué es importante para el éxito de tu empresa
El capital humano es importante porque es al mismo tiempo la semilla y el fruto de una empresa de éxito. La semilla, porque es el equipo original el que pone en marcha la empresa. Son quienes la llevan a tener una misión, visión, valores y, en definitiva, le da su cultura. Es la gerencia la que tiene más poder y por tanto la mayor responsabilidad en ello. A partir de ahí la cultura debe incentivar la innovación, la flexibilidad y la adaptación a las cambiantes necesidades del ser humano. Son las propias personas que forman la empresa, junto con la infraestructura y sistemas de trabajo de la misma, las que mantienen una cultura y manera de trabajar capaz de atraer el talento, retenerlo y ponerlo al servicio de la misión de la empresa de forma óptima.
Al ver una alta rotación en una empresa se suele considerar síntoma de graves problemas internos, de cultura tóxica o de una gestión del capital humano que no es capaz de cubrir las necesidades de su plantilla. El aumento del valor del capital humano es también el fruto de una empresa de éxito que está bien centrada en la sostenibilidad y eficiencia de sus operaciones.
Capital humano y su relación simbiótica con el éxito de la empresa
Imaginemos una empresa que supuestamente está teniendo mucho éxito. Sin embargo, si como decíamos antes vemos que su plantilla tiene mucha rotación y sale despedida con gran velocidad… ¿no sospechamos que «algo huele a podrido en Dinamarca», como diría Shakespeare?
Al igual que la empresa necesita el mejor capital humano, el buen capital humano sabe lo que le conviene y busca la mejor empresa. Para conservar y hacer crecer el capital humano de la empresa, esta misma debe proporcionar a su plantilla los medios necesarios para que pueda centrarse en hacer bien su trabajo. Estos medios incluyen: un buen encaje entre las habilidades y formación de la persona con el puesto concreto; una compensación tal que l@s emplead@s no consideren que el dinero sea un problema; un buen espacio laboral, con buenas condiciones de seguridad y salud; medidas que favorezcan el equilibrio entre la vida personal y laboral; y por último pero no menos importante, un ambiente psicosocial positivo que favorezca la identificación de la persona con el equipo y a su vez con la compañía en sí. ¿Está tu empresa preparada para proporcionar a tu plantilla lo que necesita para llevarte al éxito?