De jefe a mentor: el nuevo rol del ejecutivo en el desarrollo del talento

por Anna Tañà

En el entorno empresarial contemporáneo, caracterizado por la disrupción constante, la escasez de talento especializado y la necesidad urgente de adaptabilidad, el liderazgo tradicional ha quedado obsoleto. La figura del jefe como autoridad jerárquica y supervisora está siendo sustituida progresivamente por la del mentor estratégico: un líder que guía, inspira y desarrolla a su equipo con visión de largo plazo. Esta transición no es solo una cuestión de estilo; es una necesidad estratégica para asegurar la sostenibilidad y competitividad de las organizaciones.

Del control a la confianza

El modelo de liderazgo vertical, basado en el control, la supervisión constante y la delegación limitada, resulta ineficaz en un entorno donde el talento busca autonomía, propósito y crecimiento continuo. Los ejecutivos que logran transformar su rol hacia el de mentores operan desde la confianza: confían en las capacidades de sus colaboradores, fomentan la toma de decisiones descentralizada y estimulan la innovación desde todos los niveles de la organización.

Un mentor no impone; orienta. No centraliza; multiplica. Este cambio de paradigma exige habilidades interpersonales avanzadas, una escucha activa genuina y una profunda comprensión del potencial humano.

Desarrollo del talento como estrategia de negocio

Las empresas con culturas de mentoring sólido muestran mayores niveles de retención, compromiso y productividad. Según un estudio de Harvard Business Review, las organizaciones que invierten en el desarrollo de liderazgo desde niveles ejecutivos hasta mandos medios incrementan su performance organizacional hasta en un 25%. En este contexto, el desarrollo del talento deja de ser un componente de recursos humanos para convertirse en una responsabilidad directa del C-suite.

El ejecutivo-mentor no solo identifica el talento; lo cultiva. Esto implica crear espacios de aprendizaje, proporcionar feedback de calidad y construir planes de desarrollo individualizados. Además, se convierte en un referente de liderazgo ético y ejemplar, actuando como modelo de integridad y coherencia.

Mentoring multigeneracional y diverso

Uno de los mayores retos actuales es gestionar equipos multigeneracionales y culturalmente diversos. El mentor moderno debe tener la capacidad de conectar con diferentes perspectivas, adaptando su estilo de comunicación y entendiendo las motivaciones únicas de cada profesional. No se trata de homogeneizar, sino de capitalizar la riqueza de la diversidad para fortalecer el tejido organizacional.

El mentoring inverso —donde jóvenes talentos guían a ejecutivos en áreas como tecnología, nuevas tendencias y cambio cultural— también está emergiendo como una práctica poderosa para fomentar la agilidad organizacional y el aprendizaje bidireccional.

Liderar desde el legado

La función del ejecutivo ya no se mide únicamente por resultados financieros o logros inmediatos. En el nuevo escenario empresarial, su verdadera contribución reside en la capacidad de dejar un legado de líderes preparados, comprometidos y resilientes. Ser mentor no es renunciar al liderazgo; es elevarlo a su máxima expresión.

La pregunta clave para los líderes de hoy no es “¿Cuántas decisiones importantes tomé este año?”, sino “¿A cuántas personas ayudé a crecer como líderes?”

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