Venimos de unos años donde la tendencia hasta el momento había sido que los candidatos eran cada vez más selectivos a la hora de escoger donde trabajar. Eran muchos los factores que se tenían en cuenta antes de decidir si trabajar o no en una compañía. Uno de estos factores con verdadero peso a la hora de tomar una decisión era la ubicación de la empresa, prevalecían siempre aquellas en entornos urbanos, ciudades grandes con una enorme oferta de ocio, escuelas y servicios.
Para todas aquellas empresas que se ubican en pequeñas poblaciones, alejadas de las grandes ciudades, su localización se convertía en un importante freno para atraer talento. Para poder llegar a compensarlo, era necesario desarrollar mucho las políticas de salario emocional que supusieran verdaderas ventajas para el candidato. La flexibilidad horaria, la posibilidad de teletrabajar, la modernidad de la empresa, la reputación o la imagen externa y comentarios de sus antiguos empleados incrementan o disminuyen notablemente la facilidad para atraer el talento.
No obstante, la pandemia de la Covid-19 ha venido con cambios en todos los aspectos de nuestra vida. Distancia física, nuevas medidas de seguridad e higiene, evitar aglomeraciones, escolarización complicada, etc. Todo ello, ha fomentado que el entorno natural y la baja densidad de población, vuelvan a ser factores muy valorados cuando se trata de elegir un nuevo puesto de trabajo. Además, en entornos más rurales la percepción de riesgo es mucho menor en cuanto a posibles contagios.
Los atractivos de residir en zonas urbanas más pequeñas, a 50 minutos máximo de una gran ciudad, y sus beneficios, junto con el hecho de haber sufrido un confinamiento prolongado en alguna ciudad grande y la posibilidad de teletrabajo parcial, hará que las grandes ciudades pierdan parte de su gran atractivo para el talento en favor de ciudades más pequeñas. Este cambio, en los perfiles más tecnológicos, como el de los programadores por ejemplo, será todavía mucho más acusado ya que por la naturaleza de su trabajo, pueden trabajar de forma remota todos los días.
Son muchos los beneficios del teletrabajo, que se han visto demostrados, con el pasado confinamiento: mejor conciliación de la vida personal y laboral, menos estrés, reducción de gastos, mayor flexibilidad y todo ello, sin perder en productividad. Factores hasta ahora inexistentes en el employer branding, como la proximidad de la empresa al entorno natural y rural, podrán tener su peso a la hora de atraer talento.
No obstante, es cierto que en la franja de edad del sector activo más joven, este cambio se materializa en menor medida. Los jóvenes en búsqueda de trabajo siguen prefiriendo el ritmo más frenético de la ciudad y la oferta de ocio y encuentros que les ofrece.
“Llevándolo al extremo la movilidad disminuirá, pero no habrá barreras geográficas a la hora de contratar estos profesionales que pueden estar en teletrabajo y que hasta ahora habían sido descartados por su lugar de residencia.” afirma Jaume Alemany, cofundador de Etalentum. “Nosotros somos ejemplo de ello: hasta ahora nuestros consultores tenían que estar en el territorio, ahora un consultor etalentum puede hacer una selección, en Barcelona, en Madrid o en Sevilla, al estar todos nuestros sistemas virtualizados“ concluye.
La crisis del Covid-19 ha fomentado pues, una nueva democratización del talento en cuanto a barreras geográficas, los entornos más rurales cada vez contarán con más población activa trabajando presencial o telemáticamente. Ahora solo es cuestión de tener un buen employment branding y un buen compañero de caza para el talento como es etalentum selección.