Como ya se ha señalado en anteriores posts, el salario emocional tiene que ver con todas aquellas retribuciones de carácter no económico, el fin de las cuales es satisfacer las necesidades profesionales, personales y familiares del empleado, mejorando su calidad de vida, su productividad y fomentando la conciliación laboral.
Los millennials ya representan en 2020 un total del 50% de la fuerza laboral mundial según Entrepreneur. Es la generación que ha nacido con la tecnología en la mano, está conectada 24/7, globalizada y preocupada por la sostenibilidad. Son creativos, dinámicos, ambiciosos y han recibido estudios superiores. En comparación con las demás generaciones, tienen una manera distinta de ver la vida, y por tanto, de trabajar también. Conseguir un trabajo estable no es su única prioridad en la vida, sino que la experiencia de viajar y desarrollar sus proyectos personales son también primordiales para ellos. Eso significa que los millennials priorizarán otros factores a la hora de elegir en qué empresa trabajar. Es aquí cuando entra en juego el salario emocional que la empresa les pueda ofrecer.
La generación millennial, más que ninguna otra, quiere sentirse recompensada por su esfuerzo, sentir la seguridad en su puesto de trabajo y tener la libertad de parar para cargar las pilas de vez en cuando. Por eso para esta generación son tan importantes medidas del salario emocional como la flexibilización de los horarios, el teletrabajo, el reconocimiento de los logros, el sentimiento de pertenencia a la empresa y a su cultura.
Hay que huir de las expresiones de valores “commodity”. Cada empresa debe trabajar de forma seria sus propios valores para transmitirlos en mensajes claramente específicos y que emanen honestamente del día a día y de la cultura de empresa percibida. Deben ser debidamente comunicados a toda la organización, ya sea mediante el onboarding de los empleados, la formación continua, la comunicación interna, etc. Una forma sencilla de empezar es disponiendo de un código ético compartido en toda la organización, ya sea a través de la página web, de documento electrónico, papel o formatos más creativos dentro de los muros de la empresa.
En relación al sentimiento de pertenencia, es ya muy difícil encontrar una organización que no dedique recursos a la construcción de un sentimiento de equipo, a tener un employer branding atractivo mediante:
- Trabajadas políticas de comunicación interna
- Proyectos interdisciplinares destinados a hacer aflorar el talento latente
- Eventos y actividades de motivación y diversión para el equipo
- Proyectos de mentoring
La propuesta de valor que parecerá interesante a un millennial deberá contemplar, entre otros aspectos, alguno de los puntos siguientes del salario emocional:
- Reconocimiento personal
- Un buen prestigio de marca
- Buenas referencias sobre el empleador
- Afinidad con la cultura corporativa
- Horarios flexibles
- Espacio de trabajo de diseño atractivo
- Prestigio de la experiencia laboral
- Información sobre el ambiente de trabajo
- Perfiles de los miembros del equipo
- Posibilidad de teletrabajo parcial o total
- Beneficios para el trabajador: descuentos, dietas, seguros, planes de pensiones, planes de formación…
Los millennials tienen muy claras sus prioridades, no obstante todos los profesionales tienen unas necesidades emocionales y el hecho de saber cuales son, es un ejercicio muy interesante y saludable para cualquier empresa. Cubrir dichas necesidades de los empleados fomentará un ambiente de trabajo mucho más feliz, entregado, y por consecuencia productivo.