Se denomina cultura organizacional a la personalidad que tiene una empresa y se crea gracias al conjunto de personas que le dan forma. Aunque, a simple vista, no parezca una cualidad moldeable, es cierto que se puede mejorar. Existen distintos elementos que la componen y son:
- Los valores del equipo humano
- La percepción que tienen los trabajadores
- Las creencias sobre la empresa
- La forma en que se resuelven los problemas
- La estructura de poder o el liderazgo
- Las normas
Los valores y las percepciones pueden cambiarse, pero requieren de tiempo y esfuerzo. No es un proceso rápido ni sencillo. La cultura organizacional no se debe confundir con la cultura corporativa, que viene desde arriba ni con el clima laboral, que es el ambiente que se respira.
Su importancia reside en que se trata de la realidad de la empresa, tal y como es y cómo la perciben. Aunque los directivos traten de cambiar estas percepciones o se realicen cambios materiales, su personalidad seguirá intacta. Los cambios en este aspecto, como hemos comentado, son lentos y progresivos.
La cultura organizacional define el por qué se cree que se hacen las cosas, el sentido que se le ve a lo que se hace, el sentimiento de pertenencia a un grupo que se comporta de una determinada manera y que anima o desanima comportamientos.
Actualmente el clima laboral está empeorando, pero la cultura organizacional permanece. Tiene importancia a nivel interno y externo y debe ser coherente en ambos lados. Existen modelos de encuestas de cultura organizacional que se pueden realizar a los trabajadores y permiten realizar un sondeo inicial del ambiente y sus percepciones.
Para establecer unos principios sólidos, Bizneo enumera algunos pasos:
- Definir los valores de la compañía
- Observar si se necesitan cambios
- Identificar o contratar a nuevas personas
- Invertir en la marca
- Buscar como reforzar la marca
- Medir los resultados