El fin de semana del 27 y 28 de octubre se termina el horario de verano, por lo que la noche del sábado tendremos que atrasar el reloj una hora. Nuestro organismo puede resentirse de este cambio. De hecho, los expertos apuntan que a pesar de haber disfrutado de una hora más de sueño, nuestros hábitos cotidianos pueden variar y nuestro estado anímico resentirse. Entre los afectados, las personas con patologías del sueño, trastornos de ansiedad o propensión al estrés tienen más probabilidades de sufrir ante el cambio.
De acuerdo con Raúl Aguilar, investigador del Instituto de Fisiología Celular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), cuando tenemos que modificar nuestros horarios para comer, dormir, entre otras actividades, se alteran nuestros ritmos circadianos. Éstos últimos son los que regulan las funciones fisiológicas de nuestro cuerpo, para que sigan un ciclo regular cada 24 horas, y repercuten en nuestros estados de sueño y vigilia, conectados a los estímulos de la luz. Al alterarse, puede provocarnos mal humor, cansancio, problemas digestivos; entre otras afecciones.
Para evitar que el cambio de hora pase factura a nuestra salud es importante tener en cuenta estos 10 consejos:
1. Acostarse y levantarse a la misma hora
Lo ideal es irse a dormir y despertarse siempre a la misma hora para tener sincronizado el reloj biológico.
2. Dieta sana e hidratación
Llevar una dieta sana, como la mediterránea, ayuda a evitar el cansancio general. Además, se debería incrementar ligeramente la ingestión de líquidos: beber unos 2 litros diarios de agua y consumir abundantes frutas y verduras, alimentos que contribuyen a hidratarte.
3. Siesta sí, pero corta
Nuestro organismo también contempla la siesta como parte del ritmo circadiano. Un estudio de la Universidad de Haifa (Israel) afirma que dormir unos 20 minutos después de una comida ligera ayuda a consolidar el aprendizaje y, por lo tanto, mejora la memoria.
4. Deporte
La práctica regular de ejercicio físico estimula los ritmos del cerebro, fortalece el sistema anímico y ayuda a prevenir los trastornos del sueño. El deporte ayuda a mantenerte en tu peso y a cargarte de energía para realizar las actividades diarias. Para que no repercuta en tu sueño, es muy importante no realizarlo antes de acostarte.
5. Cena ligera
Lo mejor es no saltarse la cena y hacerla 2 horas antes de acostarse optando por porciones pequeñas. Se aconseja incluir en el menú alimentos como los hidratos de carbono (verduras, por ejemplo) y derivados lácteos, que contienen triptófano, un precursor de la melatonina. Cenar mucho puede provocar digestiones pesadas que, a su vez, alteren la conciliación del sueño o te despierten constantemente.
6. No tomar sustancias excitantes
Hay que mantener a raya las bebidas estimulantes ya que pueden causar insomnio. No se aconseja tomar café, té, bebidas energetizantes o chocolate al menos 6 horas antes de ir a dormir.
7. Rutina antes de ir a dormir
Tener una rutina antes de dormir como un paseo, un baño, una lectura, una infusión…
8. Adelantarse
Una estrategia eficaz es ir a dormir antes (por ejemplo 15-20 minutos) durante un par de días previos al camio de horario. De este modo, el cuerpo tendrá un tiempo de ventaja para habituarse al cambio y no lo sufrirá de manera brusca.
9. Dormir bien
Hay que dormir las horas necesarias para no resentir el desajuste y sufrir de cansancio en el día. Procura tener una rutina de sueño, incluso, los fines de semana.
10. Humor
La risa, además de producir un agradable masaje vibratorio en todo el organismo, genera una sensación de relajación y bienestar debido a la contracción y distensión muscular. También fortalece el sistema inmune, puesto que provoca una respuesta cerebral que estimula la producción de neurotransmisores como la melatonina y la serotonina. El optimismo y la risa también te ayudarán a dormir mejor.