¿Te cuesta tomar decisiones? ¿Cuántas veces te quedas pensando en algo durante tiempo? ¿Por qué nos complicamos tanto en tomar decisiones?
Nuestro día a día está repleto de decisiones que tomamos de manera inconsciente. Un café con leche puede suponer, tomarlo con poca o mucha leche; la leche puede ser entera, semi o desnatada; la leche fría, del tiempo o cliente y la guinda es tomarlo sin azúcar, con azúcar o bien con sacarina. Un sinfín de decisiones que instantáneamente nuestra cabeza decide sin pensar.
La parálisis por análisis es una forma activa de procrastinación. Partimos pues de la idea que todos hemos vivido un momento igual, en el que la cabeza da vueltas sobre un tema que no es tan difícil como parece, evidentemente sin llegar a encontrar una solución o toma de decisión.
Así pues es dejar de actuar en situaciones en que tenemos que tomar decisiones importantes por un exceso de pensamientos reflexivos, recogiendo tanta información sobre el tema, que el exceso de análisis complica la toma de decisión por rumiación.
Pensar y analizar demasiado puede llevar a situaciones totalmente improductivas, en las que el coste de tomar una decisión es tan elevado que al final gana el beneficio de poder haberla tomado.
¿Qué resultados negativos obtenemos ante una parálisis?
Podemos perder el enfoque real de la situación actual, ¡cosa que no nos podemos permitir!. Nos puede sumar más miedo de lo que debemos tener frente a esa situación, hecho que hace aparecer la inseguridad y el miedo al fracaso, con el final fatal de no salir de nuestra zona de confort. Pérdida de la motivación inicial para el proyecto de futuro. Y el tópico “mientras me aclaro con esta cosa, me pongo con esta otra”.
¿Cómo superar el bloqueo?
Ante todo hay que tener claro que no hay decisión o solución perfecta. Tenemos que concentrarnos en pocos detalles, al menos al principio. Así optimizamos el proceso de rumiación.
Tener en cuenta que no hay solución o decisión perfecta. El mundo está lleno de imperfecciones, no tenemos que perder el tiempo, por eso lo vamos a pulir a medida de que pase o tomemos la decisión.
La decisión que tomas no es definitiva, se puede matizar o revisar con las siguientes decisiones, haciendo que una gran decisión quede subdividida en pequeñas y múltiples decisiones.
Concluyendo, hay que centrarse en la acción y no en el resultado esperado. Pon en marcha tu actitud y dinamismo para trabajar la acción. Borra de tu cabeza la frustración, da igual las veces que lo intentes para llegar al éxito, el camino te ofrecerá experiencia para futuros proyectos.